Fue una tarde cualquiera,
caminando por una frondosa arboleda
Mis pasos vacilaban por la tierra,
quebrada por el tiempo y la espera
Pronto se unieron las brisas del viento,
formando aromas a hierba fresca
Conseguí oír el trino de los pájaros,
el murmullo de las hojas secas
Aquel marco de espiritualidad,
envolvió mi alma con un canto
La armonía impuso calma,
sentí la hospitalidad del camino
Contemplé el vuelo de las mariposas,
recree la vista en las formas,
caprichosas de las nubes blancas
Mi piel abrazada al calor de la tarde,
emergió de nuevo a la vida
Con tiento y olor a jazmines
Y fue una tarde cualquiera,
paseando por una hermoso vergel
adiviné que aún seguía con vida.
Ana Barroso Molina

Suele pasar, que un día, paseando por cualquier parte, despertamos y nos damos cuenta de todo aquello que nos rodea y que forma parte del paisaje de la poesía y de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.