martes, 31 de marzo de 2020

ESPERANZA

Y a pesar de todo...
Hay que seguir amando
Desde el fondo del dolor,
cuando las sombras desvanecen
Con las palmas de las manos
abrazando los días fértiles

Y a pesar de todo...
Hay que seguir viviendo,
aunque nada reflejan las pupilas
Siendo árido acariciar un tiempo,
y tan obvio adivinar que ya es vano
respirar la fiebre caminando

Y a pesar de todo…
Hay que seguir soñando,
construyendo esperanzas
Regando suspiros abatidos,
aún sin acertar densas avenidas
y los adioses avisen mal destino

Y a pesar de todo…
Hay que seguir luchando,
por un mundo que nos llora el vacío
Carente de pasos y murmullos
Por el hombro que nos llora lejos
Aun así… seguir amando

Ana Barroso Molina









lunes, 30 de marzo de 2020

QUIMERA

Abrillantó las estrellas
Blanqueó la luna
Arropó las montañas
Roció los ríos de ternura
Amansó el bravo mar
Sacudió la arena
Recogió el viento
Creó nuevas ideas
Maquilló los recuerdos
Inventó nuevas caricias
Abrazó el universo
Dibujó alegres sonrisas
Derramó amor en el silencio
Deshojó la envidia
Envolvió el mundo de seda
y espero la mañana
bajo un manto de quimeras


Ana Barroso Molina



A TI MUNDO...


A ti mundo,
de inmensa belleza
escondiendo pobreza
A ti abundancia amorfa,
ahora quieta en la sombra
A ti débil fortuna,
jauría de gente
hambrienta de influencia
A ti viento de poderes,
laberinto de ríos
mares y montes
A ti te lloro,
piedad manejable,
influencias entre barrotes
A ti te lloro,
desde el fuselaje
banderas sin colores.

A ti mundo,
refugio de las penas
disfrazada de sonrisa,
para los que beben miradas
y comen brisas
A ti orgullo altivo indiferente,
tras la barrera de la apetencia
Hoy desnudez de tus fachadas,
tus aceras, tus secas fuentes
A ti te canto,
desde la agonía
del silencio de tu sumisión
A ti te canto,
desde el desdichado
pretil de mi balcón.


Ana Barroso Molina






domingo, 29 de marzo de 2020

ELOÍSA

Y tu qué amas tanto tu hogar,
qué para ti es tú santuario
tú rincón del recuerdo,
tú espacio para meditar
De repente y sin anunciar,
te llevan a otra morada,
a un desconocido lugar
No sé sí en esta tierra,
o cruzando la eternidad
Y yo qué a tí té necesito tanto,
qué cada día me sujeto a tu mano,
y nos ayudamos a caminar
No sé dónde dirigir mis pasos,
ni posar la mirada
No se dónde enviar mis palabras,
ni sofocar mis lágrimas
Seguiré aferrada a tu puerta,
varada frente a tu ventana
Por sí algún día recuerdas,
y vuelves por tus horas,
las que no pudistes embalar
Los fragmentos de nuestras risas,
la sinfonía de nuestras voces,
él eco de nuestra amistad
Y de paso me haces un hueco,
y me llevas contigo a tu nuevo hogar.

Ana Barroso Molina



sábado, 28 de marzo de 2020

GRABADO EN EL CORAZON

A veces… en las tardes envueltas,
en cálidos susurros y olvidados cantares
Me acuerdo de tu risa y ternura,
caminando por veredas disipadas,
pero menos que nuestra ventura

Algunas mañanas entre jazmines,
recuerdo el olor de tu cuerpo
Salpicando mi rostro y enrojezco,
con un apocamiento turbado,
y el frescor de los pocos tiempos

Algunas noches en la oscuridad,
mientras mis ideas dibujan en el aire,
formas confinas en la memoria
Te siento apagado y distante,
quizás recordando nuestra historia

Siendo fiel al desdén de los años,
marcamos otros nuevos senderos
Que ni tú, ni yo hemos recorrido,
bajo el manto piadoso del tiempo,
los recuerdos que nunca apagamos

A veces... en algunos lluviosos días,
me acuerdo de tu dulce mirada
De la inmensidad de tu hermosura,
y me veo en una eterna añoranza,
pero más frágil que nuestra ventura.
Ana Barroso Molina



HOY

Dibujo bellas sinfonías,
que mi alma musita,
y mis ojos me gritan...
Días de silencio denso,
pasos agigantando penurias
horas de soledad eternas,
que congelan la sonrisa...
Añoro el calor del asfalto
clamando la insolencia,
de pies transitando
Descaradas risas de niños,
en los parqués y huecos,
del mundo hoy vacíos
Dibujo gritos en el aire,
con pinceladas de recuerdos
de lánguidos colores ocres
Quizás no sean capaces,
algunas voces del silencio,
rogando suplicantes
Añoro la luz de antes,
sol dorado al filo de la tarde,
adormeciendo el viento
Carestía de vislumbrarse,
desde un respiro mudo
el ahogo del cuerpo.

Ana Barroso Molina



domingo, 22 de marzo de 2020

VOLVERÁ DE NUEVO...


Se ahogaran los silencios,
marchitos de tristezas
Volverán los días soleados,
abriendo todas las veredas
La primavera aporta su energía,
alzando el alma en su holgura,
con piadosa armonía
Volverán las sonoras pisadas,
ocultas bajo las hojas secas
El aire acogerá hospitalario,
las risas enredadas en tristezas
Volverá de nuevo la paz y la vida,
a los rincones de la amargura
Todo tornará fértil manantial,
de cascadas ruidosas
Mientras la espero con calma,
sosiego y esperanza
En el viejo banco de la memoria,
a la sombra del árbol que espera.


Ana Barroso Molina



sábado, 21 de marzo de 2020

LO QUE SIENTO POR TI


Lo que siento por ti es más que amor,
es quitarme el corazón y amasarlo cada día
Mirarme en ti y reconocer mi rostro,
es hacer de los dos una sola vida

Lo que siento por ti es más que amor,
es hablarnos sin palabras ni gestos
Amarnos sin manos ni cuerpos,
es estar en la distancia y detener el tiempo

Lo que siento por ti es estremecimiento,
fluyendo con ansias de nuestros cuerpos
Suspiro tras suspiro en los momentos íntimos,
en las mañanas bajo las sabanas del tiempo

Lo que siento por ti es ternura, es quietud,
palabras dispar recitando los mismos versos
Es tocarnos el alma sin rozar nuestros cuerpos,
dos corazones con el mismo ritmo en el tiempo

Lo que siento por ti es mucho más que amor,
es ver el mundo a través de una mirada
Es poder gritar libremente todo lo que se calla,
es un ramo de luz alumbrando el alma.





EL PUEBLO DE MI MADRE


Volví de nuevo a tu tierra, a la casa de la que siempre hablabas,
regrese para saber más de ti, para sentirte más cercana
Muchos vecinos de profundos surcos y cabellos plateados,
hablaban de tú sonrisa con nostálgico recuerdo,
otros sintieron emoción al resaltar tus profundos sentimientos
Quiero contarte, que tu casa se conserva blanca, erguida y más gallarda,
qué las calles aún sin asfaltar conservan su solera con gracia
Que pasee por los almendros en flor, imaginándote cuándo eras pequeña
y que él aroma a jazmín que tanto amabas,
sigue aún dando la bienvenida
a todos los viajeros que por los rincones van arrojando sonrisas
¡Qué bonito es tu pueblo madre!
¡Qué linda gente lo habita!
Sabes... ¿Que las palomas siguen revoloteando por él campanario?
¿Y que él señor cura, siempre al acecho, las manda cada vez que puede a dar un paseo?
¡Qué bien me describías tú pueblo madre!
Tú casa, tú vida, tus calles, tu gente… dónde aprendiste tus grandes valores,
donde quedaron para siempre tus profundos pilares
Ya ves... ¡Y no exagero! Sólo fue poner un pie frente a tu casa
y me pareció ver tu reflejo a través de la ventana
Aún sigues allí, lejos de mi... pero anclada a tu pueblo,
sentada cada atardecer en el balcón de tus sueños
Descansa tranquila madre... que tú pueblo cada día es más grande y habitable,
más productivo, pero siempre hospitalario y amable
Eso sí... siempre echándote de menos,
hasta hubieron algunos que me rogaron regresar más a menudo,
pues adivinaron tu fisonomía, a través de mis ojos
¡Campillos! El pueblo de mi madre…
La tierra de labranza, de mujeres hermosas y aromas a Rocío
Extensos olivares, calles estrechas con rejas imantadas y flores adornando los visillos
Tierra de gente sencilla y alegre
Dando cobijo al viajero que transita por sus rincones,
llenos de leyendas, historias y recordados amores

Ana Barroso Molina


viernes, 20 de marzo de 2020

AMOR PERDIDO

Camina entre sueños,
recibiendo del viento algún vestigio
Viejos trozos de un amor lejano,
un amor que oprime sus latidos

Delicado hilo sujeto a lo existido,

roza su piel y sus manos
le susurra frases de amor al oído,
impregnando de sacudidas su olvido

Camina entre palabras,

mira las letras esparcidas en la tierra
Con ojos serenos aviva la sonrisa,
sus pasos no se detienen, sigue la vida

Pero cada noche a solas y oscuras,

con la placidez de la soledad absoluta
suelda cada letra con añoranza,
hasta formar fragmentos de su vida

Hasta convertir los viejos recuerdos,

en el presente que ahoga su destino

Ana Barroso Molina













SOY MUJER

Y aun sabiéndome mujer,
zarpe por mares y ríos
Camine sin luz ni respiro,
en pos de mis sentidos
Salte altos cercos,
y rodee hermosos prados
Luche contra el viento,
el hambre y el frío
Amamante a mis hijos,
y los entregue al mundo
Como tributo a la vida,
y respeto al destino
Llore de infortunio,
entre cortinas de humo,
Mientras el mundo dormía,
yo regaba con mis manos
las horas marchitas
Fui mujer, madre e hija
engendre vida y fui querida
y en la soledad de mis días,
sacudo la frente
dándole gracias a la vida

Ana Barroso Molina

UNA TARDE CUALQUIERA


Fue una tarde cualquiera,
caminando por una frondosa arboleda
Mis pasos vacilaban por la tierra,
quebrada por el tiempo y la espera
Pronto se unieron las brisas del viento,
formando aromas a hierba fresca
Conseguí oír el trino de los pájaros,
el murmullo de las hojas secas
Aquel marco de espiritualidad,
envolvió mi alma con un canto
La armonía impuso calma,
sentí la hospitalidad del camino
Contemplé el vuelo de las mariposas,
recree la vista en las formas,
caprichosas de las nubes blancas
Mi piel abrazada al calor de la tarde,
emergió de nuevo a la vida
Con tiento y olor a jazmines
Y fue una tarde cualquiera,
paseando por una hermoso vergel
adiviné que aún seguía con vida.

Ana Barroso Molina

SUENAN CAMPANAS


Suenan campanas a lo lejos,
anunciando una boda
Las escucho desvistiendo mi alma
tras las rejas de mi encierro

¡Cuánto daría por ser ella!,
y respirar su aliento
Que mi amor callado le entrega,
sin ni siquiera saberlo

Hoy él será suyo y suya mi vida,
una vida cegada por el silencio
Nunca sabrá cuando lo amo,
ni ella del dolor en mis sentimientos

Triste hubieron de escribir mi historia,
sin un final efímero ni digno
Suenas las campanas y yo las oigo,
y en la memoria enajeno el sonido

Ya no me queda piel en el cuerpo,
para envolver mi desventura
Solo lágrimas regando tras las rejas,
las flores que mecen mustias

Suenan las campanas anunciando boda,
una boda, que nunca será la mía.
Ana Barroso Molina

QUIMERA

Abrillanto las estrellas, blanqueó la luna, arropó las montañas, roció los ríos de ternura. Amansó el bravo mar, sacudió la arena, recogió e...