Y tu qué amas tanto tu hogar,
qué para ti es tú santuario
tú rincón del recuerdo,
tú espacio para meditar
De repente y sin anunciar,
te llevan a otra morada,
a un desconocido lugar
No sé sí en esta tierra,
o cruzando la eternidad
Y yo qué a tí té necesito tanto,
qué cada día me sujeto a tu mano,
y nos ayudamos a caminar
No sé dónde dirigir mis pasos,
ni posar la mirada
No se dónde enviar mis palabras,
ni sofocar mis lágrimas
Seguiré aferrada a tu puerta,
varada frente a tu ventana
Por sí algún día recuerdas,
y vuelves por tus horas,
las que no pudistes embalar
Los fragmentos de nuestras risas,
la sinfonía de nuestras voces,
él eco de nuestra amistad
Y de paso me haces un hueco,
y me llevas contigo a tu nuevo hogar.
Ana Barroso Molina
qué para ti es tú santuario
tú rincón del recuerdo,
tú espacio para meditar
De repente y sin anunciar,
te llevan a otra morada,
a un desconocido lugar
No sé sí en esta tierra,
o cruzando la eternidad
Y yo qué a tí té necesito tanto,
qué cada día me sujeto a tu mano,
y nos ayudamos a caminar
No sé dónde dirigir mis pasos,
ni posar la mirada
No se dónde enviar mis palabras,
ni sofocar mis lágrimas
Seguiré aferrada a tu puerta,
varada frente a tu ventana
Por sí algún día recuerdas,
y vuelves por tus horas,
las que no pudistes embalar
Los fragmentos de nuestras risas,
la sinfonía de nuestras voces,
él eco de nuestra amistad
Y de paso me haces un hueco,
y me llevas contigo a tu nuevo hogar.
Ana Barroso Molina
Es un precioso poema lleno de sensibilidad hacia un recuerdo imborrable.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz noche.